Típico: llega la hora del examen y te desesperas buscando resúmenes o peor aún, preguntando qué toma determinado profesor en sus evaluaciones, para estudiar únicamente esos conceptos.

Lo ideal es que lean los libros que les piden y armen sus propios resúmenes.  Ahora, la pregunta es:  ¿Para qué hacerlos, si los puedo conseguir?

En primer lugar, no todos le dan la misma relevancia a las teorías o conceptos que leen, es decir que   lo que es fundamental para algunos quizás no lo sea para otros, es por eso que se puede generar un  problema a la hora de leer un resumen ajeno, ya que quizás no se ha enfocado en ideas que para vos son primordiales.

Por otro lado, la gracia de hacer tus propios resúmenes es poder transcribir lo que dice el libro o fotocopia a un idioma más “amigable” y que a la hora de sentarte a estudiar, puedas entender perfectamente lo que lees, ya que fue escrito con tus propias palabras. Además, está comprobado que leer algo y luego escribirlo en hoja y papel,  hace que esa información se fije mejor aún.

Para hacer esto de manera correcta es recomendable, antes que nada, leer el texto las veces que sean necesarias hasta lograr entender el asunto o materia que trata. En segundo lugar, hay que saber distinguir qué ideas son importantes para destacar, y cuáles no. Finalmente, hay que redactar el resumen de forma clara y sencilla, con tus propias palabras para que sea fácilmente comprendido y recordado.  Un tip esencial: usa distintos colores.  Por ejemplo, el verde para los títulos, el rosa para los ejemplos, el naranja para las citas, etcétera.